Parece que nos movemos en una línea erótica que se inicia en un punto y finaliza en otro, sin darnos cuenta del intrigante trayecto que nos puede regalar cualquier encuentro.
O vamos al ‘coito’ o no vamos a ningún sitio…
Y así un sinfín de posibilidades que nos hemos perdido…
O ponemos en marcha toda la interacción de la secuencia erótica, o no damos opción a otro tipo de interacciones (juegos, seducciones, contactos, piel, lengua, olfato, oído….)
Es la tiranía del ‘efecto interruptor’: ON/ OFF (o todo/ o nada)… o la bombilla da luz, o nos quedamos a oscuras… sin tentar al mágico camino que nos puede prestar prender una vela con el oleaje del vaivén de su llama…
Estamos ante un claro distanciamiento corpóreo, por falta del cultivo de cualquier posible interacción erótica